En los últimos años, se ha observado un fenómeno cada vez más preocupante: la generación actual, los jóvenes nacidos a partir de la década de 1990, parece tener una predilección por lo malo. Esto se manifiesta en diferentes ámbitos, como la música, la cultura pop y la política.
En el ámbito musical, por ejemplo, se ha popularizado el fenómeno de los cantantes que no cantan, que bostezan o aullan, que tienen letras pequeñas, repetitivas, misóginas y que cosifican/sexualizan a la mujer. Esto se refiere a artistas que, a pesar de no tener una voz para nada buena, han logrado alcanzar el éxito gracias a su imagen, su carisma o su polémica. Algunos ejemplos de este tipo de artistas son Bad Bunny, Rosalía o Kanye West.
En el ámbito de la cultura pop, también se observa una tendencia a endiosar a personas con estándares morales bajos. Esto se ve reflejado en la popularidad de celebridades que han sido acusadas de delitos, como Harvey Weinstein, Tupac, Ché Guevara o Chris Brown.
Finalmente, en el ámbito político, se ha observado un aumento del apoyo a partidos y líderes que tienen posturas antidemocráticas y empobrecedores -de la clase popular, porque estos líderes siempre aumentan su riqueza- o que se oponen a los valores tradicionales. Algunos ejemplos de esto son el auge de la extrema izquierda progresista en Europa y América Latina.
¿A qué se debe este fenómeno? Existen varias posibles explicaciones. Una de ellas es que la generación actual está viviendo en un mundo cada vez más individualista, superficial y hedonista, donde los líderes de opinión y de creación de contenido mediático están controlados por lobistas de grupos minoritarios que responden a intereses muy particulares y poderosos. En este contexto, los jóvenes con una estructura familiar disfuncional están más susceptible a buscar el placer y la satisfacción inmediata, sin importar las consecuencias de sus actos, esto en un mundo donde Bad Bunny les empuja a una vida sexual precoz y vacía, las feministas radicales les impulsan a tener ese libertinaje sexual porque "mi cuerpo mi decisión" y por otro lado las narconovelas les dicen que el dinero de fuentes ilegales es "cool".
Por último, y lo positivo; es posible que este fenómeno es una fase pasajera. Los jóvenes actuales van a crear generaciones débiles, produciendo tiempos difíciles en lo económico y moral, y estos por consiguiente forzarán, nuevamente, a que existan hombres y mujeres más críticos, fuertes mentalmente y listos para voltear el timón a un mundo mejor.
Referencias bibliográficas
"La Generación Z y su predilección por lo malo", por David Ferrero, en La Vanguardia (2023)
"La cultura del odio: cómo los jóvenes están siendo radicalizados por la extrema derecha", por Cristina Morales, en El País (2023)
"El auge de los líderes antidemocráticos: ¿qué está pasando?", por José Antonio Kast, en El Mercurio (2023)
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