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Regla 1: Abraza a Dios, rechace la religión

Updated: Jan 11

En un mundo donde las instituciones religiosas han desempeñado un papel central, es importante reconsiderar lo que realmente significa “vivir con Dios”. La primera regla de vida que exploramos en este espacio es: “Abraza a Dios, rechace la religión”, un llamado a buscar una relación auténtica con el Creador, dejando a un lado las estructuras humanas que, en ocasiones, han distorsionado ese vínculo.


Dios, como fuente de amor y verdad, es el núcleo de nuestra existencia. Cuando uno abraza a Dios, busca una relación personal basada en la fe, el amor y el entendimiento, que va más allá de los rituales vacíos o las tradiciones impuestas. Jesús enseñó esta verdad cuando dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Esto subraya que nuestra conexión con Dios no depende de intermediarios religiosos, sino de un vínculo directo con Él.


Este enfoque tiene un impacto transformador. Espiritualmente, proporciona paz, propósito y dirección. Psicológicamente, fortalece nuestra capacidad para enfrentar los desafíos de la vida. Incluso físicamente, una conexión profunda con lo divino puede reducir el estrés y mejorar nuestra calidad de vida, según lo respaldan estudios sobre los beneficios de la espiritualidad en la salud integral.


Estudiar la Biblia es fundamental para conocer a Dios y entender Su propósito para nosotros. Este libro no es simplemente un texto religioso; es una guía práctica y espiritual para la vida. El apóstol Pablo afirmó: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).


La lectura y el estudio de la Biblia le ayudarán a enfrentar sus dificultades, reflexionar sobre su vida y conectar con las promesas de Dios. Además, estudiar la Palabra estimula la mente, mejora su capacidad de análisis y fomenta un carácter equilibrado, con beneficios para su salud emocional y social.


Por otra parte, la religión organizada ha sido, en numerosas ocasiones, motivo de controversia. Aunque su intención original pudo haber sido conectar al hombre con Dios, la historia muestra cómo las instituciones religiosas han cometido errores graves, desde las cruzadas hasta abusos de poder. Jesús mismo condenó estas actitudes en los líderes religiosos de su tiempo al declarar: “Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8).


La religión, con frecuencia, se presenta como un sistema de reglas humanas que opaca la relación genuina con Dios. La Biblia advierte sobre los peligros de una fe superficial y señala: “La religión pura y sin mácula delante de Dios es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27). Este pasaje nos invita a vivir una fe activa, centrada en amar a Dios y servir al prójimo, más allá de las tradiciones vacías.


Rechazar la religión no implica vivir sin guía o propósito, sino enfocarse en lo que verdaderamente importa: su relación con Dios. Este enfoque le permitirá vivir con libertad espiritual y autenticidad.


Le invito a abrazar a Dios con todo su corazón y permitirle transformar su vida desde el interior. Estudie Su Palabra y permita que sea su brújula. Al hacerlo, encontrará paz para su alma y bienestar para su cuerpo y mente.



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