El teletrabajo es, en palabras simples, la posibilidad de laborar desde otro lugar fuera de las instalaciones de la institución mediante un sistema de telecomunicación. Para que un puesto sea teletrabajable, según el Ministerio de Salud de Costa Rica, debe cumplir con al menos 50% de las siguientes características:
Se puede desarrollar fuera de la oficina sin afectar el normal desempeño de otros puestos y del servicio al usuario.
Están asociadas a objetivos claros y metas específicas que permite la planificación, seguimiento y control.
La supervisión es indirecta y por resultados.
La comunicación se da fundamentalmente por medios telemáticos. (Artículo 11, Decreto Ejecutivo N. 39734-S.
Ahora bien, la señora Ministra de Educación Guiselle Cruz indicó que “la docencia no es teletrabajable, e insistió en la necesidad de retomar gradualmente las clases presenciales.” (click aquí para ver la noticia completa). Sin embargo, si algo demostró la pandemia es lo subestimado que se tenía el teletrabajo por los diferentes sectores productivos y la educación no fue la excepción. Durante la primera parte de la problemática del COVID-19 en el 2020, todos los educadores funcionarios del MEP fueron enviados a sus casas y desde su hogar se comunicaron con los estudiantes de diferentes maneras; por la plataforma TEAMS de Microsoft, guías didácticas y materiales didácticos que enviaban a sus discentes. El servicio educativo continuó y los estudiantes fueron atendidos. Igualmente, este proceso de la educación a distancia y virtualización de cursos se repitió en universidades y demás centros de estudio, y no solo en Costa Rica sino alrededor del mundo. Punto 1 cumplido.
Además, el MEP estableció notas claras en su documento “Orientaciones para el apoyo del proceso educativo a distancia” donde se describe lo que se espera que el docente realice en su labor a distancia. Por ejemplo, se citaba que “Planea, prepara y desarrolla estrategias sincrónicas o asincrónicas de mediación para el aprendizaje, correspondientes a los programas de estudio y al enfoque de la Política Educativa vigente y la Política Curricular, en las áreas y niveles para los que fue nombrado.” (Página 31). Este proceso también lo realizaron las universidades públicas y privadas donde inclusive hoy, se mantienen en la virtualidad total. Es importante anotar que algunas de ellas lo venían realizando desde años atrás en carreras seleccionadas, como la UNED, TEC y Universidad San Marcos, por mencionar unas. Punto 2 superado.
Por otro lado, siguiendo instrucciones ministeriales los directores de los centros de educativos públicos supervisaban a su personal indirectamente y revisaban los resultados esperados, incluso se reunían con su funcionarios virtualmente. En el documento antes citado se establece que este trabajador del centro educativo “analice en conjunto, con el personal docente, los resultados de la implementación de recursos tecnológicos en la mediación virtual o la utilización de materiales de apoyo para el aprendizaje a distancia, y recomienda cambios o ajustes para el logro de los objetivos institucionales.” (Página 41). Punto 3, checked.
Desde antes, durante y posiblemente después del contexto pandémico los educadores de centros educativos públicos y privados, de todos los ciclos educativos existentes se han comunicado por plataformas digitales de una u otra forma. El WhatsApp y el Zoom (y otras apps) nunca habían tenido tanto auge, solo la segunda vale un 624% más que hace unos meses atrás, muestra de la explosión de las aplicaciones de videocomunicación durante esta época. Incluso, el MEP ofrece webinars y capacitaciones a sus funcionarios que se pueden seguir por TEAMS, Facebook y YouTube, algo nunca antes visto. Además, el staff de los centros educativos se reúnen y comunican en algún grado por este mismo tipo de medios virtuales desde años atrás, no es algo nuevo pero sí exacerbado por la situación actual. Punto 4, listo.
Adicionalmente, quedó en evidencia la falta de conectividad de los estudiantes, lo cual es un elemento que es ajeno al hecho de que la docencia sea teletrabajable o no, pero que sí se debe tomar en cuenta para que la efectividad de la modalidad sea la deseada. Por lo anterior, es fundamental que las autoridades pertinentes hagan las gestiones necesarias para que esta desigualdad sea cada vez menor.
En conclusión, es más que evidente que la docencia per sé es totalmente teletrabajable. Las pruebas son contundentes; por más de 9 meses se ha venido demostrando con la educación combinada impulsada por el ente gubernamental y por las demás instituciones educativas. Adicionalmente, el Ministerio de Salud, solicita que el teletrabajo se mantenga en centros educativos en aras de colaborar en el control de la crisis sanitaria, esto lo realiza en el documento “LS-CS-014. Lineamientos generales para la reanudación de servicios presenciales en Centros Educativos públicos y privados ante el Coronavirus (COVID-19)” Versión 6, en la página 14, donde solicita que “El día o los días que la persona docente realice el proceso educativo mediante una mediación pedagógica a distancia, utilizando los medios tecnológicos disponibles cuando se cuente con ellos, debe realizar la actividad profesional desde su domicilio para evitar la movilidad (medida de mitigación), siempre que tenga la conectividad y el equipo necesario.” Por lo que decir que la docencia no es teletrabajable e incluso impedirla cuando esta sea posible, no solo está en contra de la data sino que también de lineamientos vigentes del Ministerio de Salud.
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