Como humanos, nacemos con una curiosidad natural por explorar y aprender sobre el mundo que nos rodea. Desde el momento en que nacemos, usamos nuestros sentidos y habilidades motoras para relacionarnos con nuestro entorno y adquirir conocimientos. A medida que crecemos y nos desarrollamos, seguimos aprendiendo a través de diversas formas de movimiento, como gatear, caminar, correr y jugar. El movimiento no es solo un aspecto fundamental de nuestro desarrollo físico, sino que también es esencial para el crecimiento cognitivo, emocional y social. En este blog, exploraremos la importancia del movimiento en el proceso de aprendizaje y cómo impacta nuestro desarrollo general.
Movimiento y Desarrollo Cerebral
El cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano y es responsable de todas nuestras funciones cognitivas, emocionales y sociales. El cerebro también es responsable de procesar la información sensorial y el movimiento juega un papel crucial en este proceso. Según la investigación, el movimiento puede estimular la producción de nuevas células cerebrales, mejorar la función cognitiva y mejorar la retención de la memoria (Ratey, 2008).
La actividad física también aumenta el flujo de sangre al cerebro, lo que proporciona oxígeno y nutrientes que son esenciales para la función cerebral. El movimiento también puede liberar endorfinas, que son neurotransmisores que promueven sentimientos de felicidad y bienestar. Estos neuroquímicos no solo mejoran el estado de ánimo, sino que también mejoran el enfoque y la concentración (Loprinzi & Davis, 2019).
Movimiento y Aprendizaje
El movimiento es una parte esencial del proceso de aprendizaje y puede mejorar los resultados del aprendizaje de muchas maneras. Por ejemplo, el movimiento puede mejorar la retención de información, el procesamiento cognitivo y las habilidades para resolver problemas. El movimiento también promueve la creatividad, la socialización y la confianza en uno mismo, que son componentes esenciales del aprendizaje exitoso (Jensen, 2005).
Los estudios han demostrado que la actividad física puede mejorar el rendimiento académico, particularmente en materias como matemáticas y lectura (Hillman, Erickson y Kramer, 2008). El movimiento también puede mejorar la flexibilidad cognitiva, que es la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes y resolver problemas de manera efectiva. La actividad física también puede promover las habilidades de la función ejecutiva, que son fundamentales para la planificación, la organización y la autorregulación (Diamond & Lee, 2011).
Incorporación del movimiento en el entorno de aprendizaje
La incorporación del movimiento en el entorno de aprendizaje puede mejorar los resultados del aprendizaje y promover el bienestar general. Hay muchas maneras de incorporar el movimiento en el salón de clases, incluidas las clases de educación física, el recreo y los descansos para moverse. Los maestros también pueden integrar el movimiento en el plan de estudios mediante la incorporación de actividades físicas y experiencias prácticas de aprendizaje.
Un ejemplo de la incorporación del movimiento en el plan de estudios es mediante el uso del aprendizaje cinestésico. El aprendizaje cinestésico es un enfoque de enseñanza que incorpora movimiento físico y actividades prácticas en el proceso de aprendizaje. Este enfoque puede ser particularmente efectivo para los estudiantes que luchan con los estilos tradicionales de aprendizaje en el aula. El aprendizaje cinestésico puede mejorar la retención de información, mejorar el procesamiento cognitivo y promover la socialización y la confianza en uno mismo (Crawford, Eriksen y Koch, 2018).
Otra forma de incorporar el movimiento en el entorno de aprendizaje es mediante el uso de la tecnología. La tecnología interactiva, como los videojuegos activos y la realidad virtual, puede brindarles a los estudiantes una forma divertida y atractiva de incorporar el movimiento en su aprendizaje. Estas tecnologías también se pueden utilizar para proporcionar a los estudiantes experiencias de aprendizaje personalizadas que se adapten a sus necesidades individuales (Biddiss & Irwin, 2010).
El movimiento es un aspecto fundamental del desarrollo humano y juega un papel crucial en el proceso de aprendizaje. El movimiento estimula la función cerebral, mejora el procesamiento cognitivo y mejora la retención de la memoria. El movimiento también promueve la socialización, la creatividad y la confianza en uno mismo, todos los cuales son esenciales para obtener resultados de aprendizaje exitosos. La incorporación del movimiento en el entorno de aprendizaje puede mejorar los resultados del aprendizaje y promover el bienestar general. Al reconocer la importancia del movimiento en el proceso de aprendizaje, los educadores pueden crear un aprendizaje más efectivo y atractivo.
Referencias:
Biddiss, E., & Irwin, J. (2010). Active video games to promote physical activity in children and youth: A systematic review. Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, 164(7), 664-672.
Crawford, A. E., Eriksen, K. J., & Koch, L. C. (2018). Movement in the classroom: A kinesthetic learning approach. Journal of Physical Education, Recreation & Dance, 89(5), 32-38.
Diamond, A., & Lee, K. (2011). Interventions shown to aid executive function development in children 4 to 12 years old. Science, 333(6045), 959-964.
Hillman, C. H., Erickson, K. I., & Kramer, A. F. (2008). Be smart, exercise your heart: Exercise effects on brain and cognition. Nature Reviews Neuroscience, 9(1), 58-65.
Jensen, E. (2005). Teaching with the brain in mind (2nd ed.). Alexandria, VA: Association for Supervision and Curriculum Development.
Loprinzi, P. D., & Davis, R. E. (2019). Interactions between physical activity and sedentary behavior in relation to cognitive health outcomes among older adults. Journal of Aging and Physical Activity, 27(4), 520-526.
Ratey, J. J. (2008). Spark: The revolutionary new science of exercise and the brain. New York, NY: Little, Brown and Company.
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